Aurora Burgos López
Cada noche le narraba a la luna
nuestra historia de amor
brilla como mis ojos
al recordarla
iluminando las praderas con sus flores
sus cuerpos de agua,
cada célula mía
por amarla. Era una historia caótica
pero llegó el designio.
Ahora le narraba a la luna mis dolores
aquel final sombrío.
Las praderas con sus flores,
los cuerpos de agua
y cada célula de mi cuerpo,
había perdido la magia.
Todo se volvió frío,
la luna de hielo nació esa noche
y le dio fin a nuestra primavera
derramando lágrimas de cristales,
abriendo paso a un invierno desolado
creando un vacío,
un eterno de luna.