Lo que el viento me contó

Ya no podía soportar la soledad que me abrazaba todas las noches...

Lynoshka N. Soto Cartagena

Estaba cansada, agotada de los años que me habían caído encima, como una bomba de tiempo. Ya no podía soportar la soledad que me abrazaba todas las noches junto a mi llanto y dolor incesable. 

Triste, caminé hasta el balcón del décimo piso, desde donde se podía ver todo el hermoso paisaje de la ciudad. Una hermosa mañana me esperaba detrás de esa puerta de cristal, pero ni la belleza que me regalaba la gran madre naturaleza podría hacerme olvidar los tristes pensamientos. Llegué hasta el barandal. Allí me recosté sobre él y miré hacia el profundo vacío. Tantas personas que parecían hormigas, ignorantes a la realidad que los rodea. Estiré mis brazos hacia los lados, sintiendo el viento chocar con fuerza contra mi rostro y, trayendo consigo una voz que logró ponerme los pelos de punta. Las lágrimas salieron en cuanto reconocí esa voz que me hablaba en susurros, diciéndome lo que hace momentos atrás tenía planificado. 

Me subí al barandal y empecé a caer. La adrenalina recorrió mi cuerpo; el impacto llegó. En mis últimos segundos de vida, contemplé aquella noche borrosa. En un instante, te desvaneciste en frente de mi carro, dejando allí tus sueños, tus esperanzas, seres queridos y añoranzas. Te desvaneciste como si fueras poco, como si nunca hubieras significado nada, con tanto por delante y una vida por vivir.  Allí yacía tu cuerpo y tu sangre inocente que nunca se borrará de mis manos. 

»Pasillo» de Tadasha M. Rodríguez Santos.
La.Corcheta
La.Corcheta
Articles: 177