alguien en una cueva con un quinqué

La Cueva Solloza Riente, por Yalimed Nanasi

"Cada persona que pasaba por la cueva, esta misma que conocemos hoy en día, escuchan esos llantos y risa tenebrosa, sin poder entrar, por esa fuerza misteriosa que mantiene a cualquier ser valiente afuera. Y así fue, a través del tiempo".

Por Yalimed Nanasi


Muy profundo en el bosque, está la Cueva Solloza Riente. Se dice que rara vez, se escuchan los llantos de una joven y una risa masculina tenebrosa desde adentro. Intentan ayudarla, pero chocan con algo que bloquea la apertura, como una pared invisible. Existe una leyenda sobre este fenómeno. 

Hace mucho tiempo, hubo una pareja cuya hija de ochos años, estaba críticamente enferma. El doctor les informó que su niña podría fallecer en tres días. La pareja decidió ir a una bruja que vivía solitaria en un bosque seco quien curó a muchas personas. Cuando entraron a la cabaña, vieron varias estanterías lleno de frascos, un gran caldero negro y tres gatos: uno negro de ojos verdes, uno anaranjado claro con franjas oscuras y uno crema amarillento brilloso. La bruja, anciana de pelo largo canoso rizado y cara antiestética con verrugas negras, les aproximó con cojera. Los padres pidieron su ayuda para salvar la vida de su niña por una enfermedad tan misteriosa, que solo podían mencionar los síntomas. La anciana se dirigió al caldero, hizo una poción mágica y los entregó dentro un frasco pequeño. 

—Tu pequeña debe beber la poción entera esta noche y su salud debería recuperarse en la mañana siguiente —instruyó la bruja. —Mi única recompensa es que vuelvan a visitarme con ella a los dieciocho años —añadió. 

Los padres agradecidos hicieron la promesa. Volvieron a su hogar con la poción para cuidar a su hija, y se la dieron esa misma noche. Al día siguiente, la niña tuvo una mejoría extrema. Creció hermosa, saludable, feliz, energética, con personalidad bondadosa y un corazón de oro. 

El día después de cumplir los dieciocho años, los padres llevaron a su hija a visitar la bruja, como habían prometido. Llegaron a la cabaña, la bruja los esperaba en su patio delantero con sus gatos y un trol gigante. Aprendieron que el monstruo feo y tenebroso, es hijo adoptivo de la bruja, quien exigió que la joven se casara con él. La familia rechazó su reclamación y corrieron, enfureciendo a la bruja. Envío sus gatos obedientes para perseguir a la familia. Mientras huían, observaron cómo aquellos animales domésticos los sobrepasaron, deteniéndose frente a ellos, y se transformaron en felinos salvajes. El gato de crema amarillento, a un león; el negro, una pantera; y el anaranjado, a un tigre. El león y el tigre atacaron a los padres, comiéndolos vivos. La pantera gruñó a la joven, acercándose lentamente, evitando que escapara. La joven volteó, y se encontró con la bruja apuntando su bastón de palo hacia ella. El cuerpo se le secó, pudrió, pulverizó, solo quedaba su alma atrapada dentro del orbe de su bastón. 

La bruja consiguió un reverendo y lo controló mentalmente con el orbe. Llevó a su hijo, el reverendo y el alma de la joven a una cueva muy profunda en el bosque seco. Ahí, la bruja liberó a la joven del orbe para casarla con su hijo. Contra su voluntad, la pobre joven terminó siendo casada con el trol. La bruja llevó al reverendo y puso un hechizo en la apertura de esa cueva, para evitar que el fantasma de su nueva nuera se escape y la entrada de cualquier persona. Desde entonces, la joven no dejaba de llorar de sufrimiento y el trol se reía con placer. Cada persona que pasaba por la cueva, esta misma que conocemos hoy en día, escuchan esos llantos y risa tenebrosa, sin poder entrar, por esa fuerza misteriosa que mantiene a cualquier ser valiente afuera. Y así fue, a través del tiempo. 

La.Corcheta
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