padre con rosario en mano y una biblia

La confesión, por Max Nox

"Escuché una risa casi demoníaca, como si la persona que estuviera allí disfrutara de mis obscenas confesiones".

Por Max Nox

Me dirigía hacia la parroquia Nuestra Señora del Carmen con pasos apresurados. La conciencia me pesaba, no me dejaba conciliar el sueño. Así que había decidido ir a primera hora de la mañana. 

Subí las escaleras tan rápido como pude. El olor a incienso me golpeó, recordándome dónde me encontraba y la razón por la que estaba allí. Burlándose de mí, haciéndome sentir más culpable. 

Tan pronto visualicé el confesionario, me dirigí allí. Quería dejar salir mis palabras, quería deshacerme de mis pecados tan pronto como fuera posible. 

Entré, tomé asiento y al dar un largo suspiro de alivio, lo confesé todo:

—¡Me he acostado con mi mejor amiga! No me importó que tuviera novio, ni que él fuera un buen chico. Por una vez en la vida alguien me deseaba, así que lo tomé sin importar las consecuencias —no me detuve dos veces a pensar lo que estaba diciendo, solo solté todo lo que sentía. 

—Y lo peor de todo es que lo volvería hacer, y luego, cuando estuviéramos todos juntos, le sonreiría a su novio como si fuera un angelito. Aun sabiendo por dentro que ella me prefirió para tener esos momentos de intimidad. Alimentó mi ego —Di otro suspiro de alivio al sacar toda mi verdad y esperé la respuesta del padre. 

Al lado mío, escuché una risa casi demoníaca, como si la persona que estuviera allí disfrutara de mis obscenas confesiones. Me recorrió un escalofrío por la espina dorsal. Traté de mirar a través de la tela que dividía el espacio, pero todo se veía oscuro. Un temor se asentó en mi pecho y salí dando tropezones para abrir la puerta del otro lado. 

Mi gran sorpresa fue que, al abrir la puerta donde se suponía debía estar el sacerdote, esta se encontraba vacía. 

—Hija, ¿viene a confesarse? —miré boquiabierta el espacio vacío y al padre.

—Creí que ya lo había hecho.

La.Corcheta
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