Miguel E. Fiol Elías
Acá todo ha perdido su magia.
Aquellos resplandores
que en las noches pensabas
que eran ovnis,
resultaron ser drones.
Frank Baez, Postales 2009
Juan, por acá le decían John, y lo tuteaban contra su deseo, entró a su townhome de un lujoso suburbio de una ciudad al norte y se sacudió la nieve:
―Sacúdete bien, la mujer no viene a limpiar hasta la semana próxima ―gritó su esposa Juanita.
―Sí, dear.
―No me digas así, es cosa de americanos y peor es, precious.
―¡Qué puñetero frío hace hoy! ―dijo entrando a la amplia sala decorada con muebles de su isla: un sofá de medallones traído de Yauco, alfombra persa de uno de sus viajes, butacas anticuadas y lámparas de baccarat heredadas de un abuelo puertorriqueño. Las paredes están llenas de retratos de familiares y pinturas al óleo de personajes históricos como Betances, de Diego, y Albizu Campos. Hay una bandera de Puerto Rico en el comedor, detrás de una mesa de caoba con seis sillas labradas traídas de la República Dominicana.
―Traje un árbol de navidad de Target. Es para ti, amor.
―Juanito, te acordaste, ¡me gustan tanto! ―dijo ella, entrando con un andador del cuarto adyacente a la sala.
Juanita, que era viejita, pero se conservaba mejor que Juan, ambos octogenarios, resplandeció de alegría cuando él besó sus labios. Se recordó de su boda hacía ya 50 años de cuando vinieron de la isla, él a estudiar su carrera, con tres hijos, ya casados con americanos y “con sus vidas”.
―Juan, te tengo malas noticias ―dijo ella, desplomándose en el sofá.
―Seguro que otro amigo se ha muerto, ya no quiero tener esas noticias.
―Sí, murió un compañero de mi escuela superior, José. Tú lo conocías pues
organizaba las reuniones, ya menos frecuentadas, de la clase.
Juan, resignado, fue al tocadiscos y puso música de navidad de la isla: “¡Qué buena es la nochebuena, la nochebuena y la navidad!”
―Es la “Tuna de Cayey”, ¿te acuerdas que el disco lo trajo uno de los muchos visitantes?
―Era cuando teníamos amigos, entre comillas, que venían enfermos de la isla y los cuidamos y les dábamos albergue y luego nunca más oímos de ellos ―dijo Juanita, con coraje.
―Decían que éramos la embajada de la isla ―dijo Juan, sonriendo.
―Tantas comidas que estas manos prepararon y tostones machacaron.
―Me acuerdo de uno de Islandia que se le hizo arroz con pollo y tostones y
majo los tostones dentro del arroz ―dijo Juanita, finalmente sonriendo.
―Juanita, ¿te acuerdas de la navidad en la isla cuando íbamos a celebrarla con la familia?… Ya todos se han ido o para el cielo u otros estados; la patria va de camino y están comprándolo todo los americanos y pronto seremos, pues, “parias en nuestra propia patria”.
―Juan, no seas tan pesimista, mira que hay muchas familias que no se han
disuelto y cuidan sus viejitos hasta el final.
“¡Qué buena es la nochebuena, la nochebuena y la Navidad!”
Sonó el timbre de la puerta y Juan, sorprendido, dijo:
―Nadie toca ese timbre, excepto la enfermera que nos ayuda y la que limpia.
―Who is it?.
―Federal Express here with a package.
―Saludos. ¿De dónde son? Puerto Rico por lo que veo, por la bandera. Conozco una señora de Puerto Rico que hace lo que ustedes le llaman “pasteles”.
―Parece que todo el mundo conoce a una persona que hace pasteles. ¿De dónde es usted? ―dijo Juan, sonriéndole.
―Órale, soy puritito mexicano y estoy congelado hasta el alma, sign here.
Luego del hombre marcharse los dos viejitos fueron, entusiasmados, a la mesa del comedor y lo abrieron. Adentro venían golosinas y un paquete de plástico, con una nota: “these are alcapurrias made by my neighbor, who I told them you where from the island. Feliz navidad”.
― ¡Madre del verbo eterno!, hay alguien que se ocupa de estos viejos boricuas… ¿Crees que hay esperanzas?
― ¿De quién es el paquete? ― insistió ella, no respondiendo a Juan.
―Oh, sí, perdona, no miré ― dijo Juan, amargándose al mirar ―es del stock bróker de Wells Fargo Wealth Management. Que nos cobra comisiones a “diestra y siniestra”.
―Bueno, nuestro regalo de navidad…―dijo ella, resignada.
―Sí, y seguro que nos lo cobrarán.
“¡Qué buena es la nochebuena, la nochebuena y la navidad!”