huellas en la playa

I met a Man, por Y.A. Carnation

"Hay un chico, lo conozco desde hace mucho, pero no me cae bien. O a decir verdad, no me caía bien". 

Por Y.A. Carnation


Hay un chico, lo conozco desde hace mucho, pero no me cae bien. O a decir verdad, no me caía bien. 

Ha estado presente en mi vida desde mi niñez, siempre estaba ahí e iba conmigo a todos lados. No hacía nada en particular, incluso era amable conmigo. Pero aun así, cada vez que lo veía acercarse, no quería hacer nada más que correr y correr hasta posiblemente perderlo de vista.

No me caía bien. 

Mi madre muchas veces me decía: “Él es bueno, deberías llevarte mejor con él.” Y eso me irritaba. Siempre pensaba en lo aburrido que era estar con él, no me gustaba sentarme a su lado ni por un segundo. Realmente no quería estar con él.

Me caía mal. 

El tiempo pasaba, iba creciendo y él todavía estaba ahí. Siendo el mismo de siempre. Misma amabilidad, misma sonrisa a pesar de mi evidente rechazo. La relación, si es que se podría llamar así, solo empeoraba. Mayormente por mi culpa. 

No quería que mis amigos me vieran con él. Lo rechazaba constantemente y mi madre en ocasiones peleaba conmigo por no quererle de vuelta. Era como si todo girara en torno a él, a pesar de que era la última persona a la que le quería dar espacio de alojamiento en mi pensar. 

No quería verlo. 

Llegó un día que no lo soporte más y exploté delante de él. Le grité, le dije cosas terribles, le dije que me dejara, que no se acercara más. Que no lo intentara más. Porque, ¿quién en su sano juicio seguiría del lado de alguien que le rechaza constantemente? ¿Quién seguiría sonriendo después de ser mirado con ojos de desprecio? ¿Quién seguiría siendo amable con quien se avergüenza de que lo vean con él en público? 

¿Quién seguiría amando después de todas estas cosas?

Pues, tal parece que Él. 

No le importaron las palabras de odio que derramé en su contra. Ni un solo insulto hizo que sus ojos me vieran de manera distinta. Es más, solo se acercó y me abrazó. Y no me dejo ir hasta que las lágrimas dejaran de salir.

Muchas veces, Él había estado en mis momentos más bajos, posiblemente era el único que sabía dónde encontrarme cuando nadie más sabía sobre las tempestades que ocurrían en mi interior. Y a pesar de esta no ser la primera vez que sentía sus brazos abrazarme, se sintió como algo mucho más íntimo. Algo real y genuino. Amor, completo y totalmente incondicional. 

Después de ese encuentro, nunca lo volví a ver igual. De momento, estar con Él lo era todo, lo es todo. 

Te amo, Jesús. Gracias.

La.Corcheta
La.Corcheta
Articles: 238