Adriana Resto
La ventana me mira,
está nublado,
tengo la guitarra en mis manos.
Toco sol,
invades mi mente,
mi piel,
parece abrazar tu aroma,
cada rasgado,
es una memoria de ti.
Toco mi,
la melodía se va con el viento,
se convierte en espiral,
como el humo del incienso,
impone el recuerdo
de nuestro caminar.
No te amo,
Nunca pude.
Tú no me conoces,
yo tampoco
solo nos miramos,
entrelazamos almas,
de mariposas monarcas me llenaste,
se me erizó la sangre,
la respiración quebró,
poco más,
fue en vano.
No fuimos nada,
pudimos ser todo,
lloré un mar,
pero en lodo terminé,
este me recogió,
me forjó,
como al ladrillo,
ya no me quiebro.
No sabía,
sentir poco.