Crónicas de la memoria

"La crónica puede llevarnos a partes de la memoria que no sabíamos que podíamos escribir tan bellamente."

Lara Josephine Carrasquillo Medina

En este ensayo literario se abordará cómo la crónica se convierte en un género importante para revelar aspectos de la memoria de una manera más explícita a partir de las crónicas y entrevistas de Pedro Lemebel. Para llevar una estructura organizada, se discutirá primero el concepto de crónica y la memoria. A continuación, se presentarán ejemplos de cómo la crónica apela a la memoria según las entrevistas de Pedro Lemebel y también se utilizarán algunos fragmentos de sus crónicas en el libro Loco Afán: Crónicas de un Sidario. Finalmente, se concluirá con una pequeña reflexión sobre lo discutido en el ensayo.

Primeramente, ¿qué es la crónica? La crónica es un género literario que se enfoca en narrar hechos que hayan ocurrido de una manera cronológica y estilísticamente hermosa para los lectores. Las crónicas se pueden utilizar para describir momentos de la vida que nos han impactado de una manera significativa, pero sin ser tan específicas como la memoria, ya que la crónica per se quiere crear algo hermoso y literario, mientras que la memoria es para guardar el recuerdo vivido de manera escrita. Por consiguiente, la memoria es un género vinculado a formas literarias que hacen mención del pasado; sin embargo, son escritos compuestos de recuerdos, vivencias y experiencias que ha vivido una persona a lo largo de su vida.

Cuando se juntan la crónica y la memoria, podemos decir que lo que las diferencia a ambas es su manera de ser escrita y sus estructuras. Para los escritores, la crónica es simplemente un género con ese nombre que apela a la memoria y que puede incluir ficción, mientras que la memoria puede convertirse en una novela, pero siempre manejando el concepto de no ficción a la mano. La crónica puede apelar a la memoria, pero siempre lleva elementos que la mantienen hermosa a la vista del lector, como estructuras en el texto que alteran un poco la realidad de lo relatado.

Pedro Lemebel fue un escritor, activista y cronista chileno que pertenecía a la comunidad LGBTQ+. Este escritor siempre quiso hacer de su trabajo un foro para las personas que estaban marginadas, como lo era la comunidad que él representaba. Aún así, también tenía un foro para las comunidades que eran juzgadas y discriminadas en Chile, que no necesariamente pertenecían a la comunidad LGBTQ+. En su entrevista llamada Trazo mi ciudad con El otro cine (2013), él cuenta cómo frecuentar los lugares que lo vieron crecer se ha convertido en la fuente de sus escritos y cómo esto ha podido apelar a su memoria a la hora de escribir las crónicas. Lemebel relata lo importante que es volver a conectar con los lugares que alguna vez viviste para así escribir lo más bello y trágico que jamás se haya leído. Un ejemplo de esto es su crónica La Muerte de Madonna (2000), en la cual hay un fragmento que dice:

Ella sola se puso Madonna, antes tenía otro nombre. Pero cuando la vio por la tele se enamoró de la gringa, casi se volvió loca imitándola, copiando sus gestos, su risa, su forma de moverse. La Madonna tenía cara de mapuche, era de Temuco, por eso nosotros la molestábamos, le decíamos Madonna Peñi, Madonna Curilagüe, Madonna Pitrufquén. Pero ella no se enojaba, a lo mejor por eso se tiñó el pelo rubio, rubio, casi blanco. Pero ya el misterio le había debilitado las mechas. Con el agua oxigenada se le quemaron las raíces y el cepillo quedaba lleno de pelos. Se le cala a mechones. (p. 22) 

Este fragmento del texto es un claro ejemplo de cómo la crónica puede llevarnos a partes de la memoria que no sabíamos que podíamos escribir tan bellamente. La Muerte de Madonna es una crónica que habla sobre la muerte de un travesti por sida, y es parte del libro Loco Afán: Crónicas de un Sidario (2000). Un libro que impresiona con cada crónica contada debido a cómo estas están escritas, dando un vistazo a la memoria y también a lo difícil que era la situación para los travestis en las calles como una comunidad marginada. Otro ejemplo de cómo la crónica es un buen género que apela a la memoria es en la entrevista Trazo mi ciudad con El otro cine (2013), en la cual el entrevistador le lee un fragmento de una de las crónicas de Pedro Lemebel y él puede sentir cómo regresa en el tiempo y cómo vuelve a experimentar todas las emociones de cuando vivió ese suceso.

La crónica es un género perfecto que apela a la memoria de la manera más específica posible para poder escribir desde un punto de vista bastante inesperado. El ejemplo perfecto de esto es Pedro Lemebel, un experto en la crónica que conocía la estructura y cómo escribir sobre los temas más pesados sin dejar que estos perdieran la esencia de su importancia, sino que encontraran un valor más grande en la literatura en la que existen.

La.Corcheta
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