Estudiantes de ECT 205 002, Taller de PANORAMA LITERATURA CONTEMPORANEA de Idalís García-Reyes
El ombú desterrado de Enrique Infante fue publicado por la Editorial Verbum de Madrid, España en el año 2023. Este comienza a darnos un aire de símbolos desde el diseño de su portada hasta las ilustraciones que contiene las cuales fueron realizadas por el artista gráfico peruano, Julio Granados, quien hizo un majestuoso trabajo en representar su manifestación a lo largo del poemario. Ver la portada es ser testigo de una imagen surrealista de la que sientes la necesidad de saber su significado. El jueves, 12 de septiembre de 2024 se tuvo el placer de atender a la presentación de este hermoso poemario escrito por el músico, compositor, actor, escritor y poeta Enrique Infante (Lima, Perú, 1972), quien actualmente está cursando el programa combinado de Bachillerato en Artes en Escritura Creativa y Literatura con Maestría en Artes en Escritura Creativa y dos concentraciones menores, una en Música y otra en Teatro en la Universidad del Sagrado Corazón. En su presentación, el poeta nos amplió sobre su historia personal y sus viajes por Suramérica, Europa y Estados Unidos hasta llegar a nuestra isla del encanto, Puerto Rico. Comenzó por hablar del nombre de su poemario, explicando que el ombú es la semilla de un árbol conocido por su gran sombra la cual fue sembrada en Lima por el libertador José de San Martín. Este atraviesa un destierro, simbolizando el trayecto del hombre mismo, se puede decir, del poeta, a lo largo de altas y bajas, momentos de incertidumbre y de la luz divina.
En su primer poema, el poeta nos da a entender los elementos importantes de este trayecto poético: Hanan Pacha, el mundo de arriba/lo celestial/lo etéreo, Kay Pacha, el mundo terrenal en donde habitan y coexisten los seres vivientes, Uku Pacha, el mundo de abajo/de los muertos y las enfermedades y Pachamama, la madre tierra/lugar de espacio-tiempo. Al leerlo, estas figuras, entre otras, se mencionan de manera que proveen un presagio de la travesía del ombú, el cual es guiado por sus divinidades andinas. Además, el formato que compone los versos es sumamente intrigante, ya que no sigue una forma tradicional. El sentir de la oscuridad que llega al perderse entre el transcurso de la vida y redimirse al sentirse guiado por una fuerza más compleja y sobrenatural. Es el pensamiento de no tener dirección y encontrarla. El ombú desterrado tiene ese transcurso de encontrar su camino entre lo perdido y poder aprender a guiarse entre espacios fuera de lo conocido.
Infante trabaja una excelente ambientación y manipula con sutileza y eficacia el humor de quien lee su poesía con cada obra dentro del libro. Si se escucha directo de sus labios, se convierte en un mayor deleite para el público. Cada pausa, cada cambio en lenguaje —idioma—, se intensifica al igual que se trastorna el significado de su obra según la expone con su verdad ante la propia. Esta crea un mosaico de diferentes interpretaciones en las que cada pieza encaja y moldea con la otra para completar la imagen única de la importancia de este poemario. Infante leyó una variedad de poemas, algunos al azar que ocasionaron bastante curiosidad entre el público presente, pero el que más provocó el surgimiento de preguntas fue el poema titulado Truncotranco. El mismo, considerado en sí un poema experimental, causó confusión y su brillante autor confesó no haberlo entendido del todo tampoco. Explicó que le gustó la musicalidad que formaban los versos, lo cual nos demuestra lo hermoso que es comprender que el poema no necesita ser entendido. Tal cual mencionó la líder académica Mara Pastor; “la poesía no te pide que la entiendas, sino que la atravieses”.
Como Mama Cocha, la lírica de Enrique Infante es natural, espontánea y absorbible, lo cual dificulta detenerse después de la primera lectura. Este poemario es sumamente rico en palabras de una lengua nativa llamada quechua, originaria de los Incas, un idioma que el autor aclaró ha sido romanizada, sin embargo, es aprendida y enseñada de forma oral solamente. Además, el misterio aventurero que se lee como un antiguo testamento por lo sobrenatural que, a su vez, está profundamente arraigado a la realidad. Para lograr el paso de esta obra, obliga al lector a llevar a cabo un proceso de lectura intencional y eso es lo que la hace tan enigmática la experiencia para sus testigos. Desde el primer poema, no solo anima a utilizar el pensamiento crítico, sino que deja una marca ardiente que asegura una lectura desde el alma.
Infante realiza un jarabe de elementos naturales de forma metafórica para demostrar su relación inherente a las experiencias propias de cada lector, como también emociones traducidas en fuego y frío. No solo se termina con un recuento de sus experiencias vividas o una nueva apreciación de recuerdos sensoriales propios desenterrados por su talento, sino que también ocurre una apertura a nuevas preguntas y respuestas, e ideas o temas que nunca habían surgido al pensamiento. El ombú desterrado no solo evoca sentimientos, sino que provoca el pensamiento y le invoca al lector a que en el futuro reinterprete lo que alguna vez leyó.
Sin duda alguna, la presentación de este poemario fue una muy grata experiencia en la que, al aproximarse su cierre, se abrió el espacio para contestar las preguntas de la audiencia, un momento de aprendizaje y conexión entre lector y autor. Al final, Enrique Infante tocó el cajón peruano, símbolo de resistencia y alegría para los esclavos africanos que llegaron a Lima tras la conquista. Esto fue, junto al acompañamiento de la estudiante, escritora y editora Alma Datil Calderón, quien tuvo la oportunidad y el reto de recitar uno de sus poemas junto al ritmo del cajón, escena que paró de pelos a los presentes. Dado a este suceso, mostrando la interdisciplinariedad del escritor juntando sus raíces de músico con las de poeta, así atravesando las fronteras del lenguaje artístico. En el último poema, titulado la vuelta, regresa a los puntos iniciales de la contemplación, pero con vientos de aceptación y con definitiva continuidad que le da la seguridad de un espacio que el ombú acoge y que acoge al ombú.
Contribuyentes a esta reseña:
- EMANUEL CONTRERAS ORTIZ
- ALMA DATIL CALDERÓN
- ANASHA D. FIGUEROA DÍAZ
- JAIRAM G. GONZÁLEZ AYALA
- ROBERT J. JIMÉNEZ MORALES
- ESTER M. MONTANO DÍAZ
- GABRIEL A. MORALES RIVERA
- ISIS MUNIZ REYES
- EMMA QUIÑONES ROSA
- ALONDRA S. ROSADO GUZMÁN
- ALONDRA SALCEDO PONCE
- YAILYANE J. VARGAS CRUZ
- DORYAN M. VÉLEZ ROJAS