Lo que le sucedió a la joven e ingenua pieza de rompecabezas

“—Una joven e ingenua pieza de rompecabezas le fascinaba explorar otras piezas para encontrar una que se igualara a ella,”

Yamely Y. Vásquez Eusebio

—¿Has oído la historia de la pieza dispareja? —cuestionó el señor mientras observaba a la pequeña criatura que yacía en una esquina de la estropeada habitación y comprendió, por su mirada, que no conocía dicha historia. 

— Te la contaré para que me des tu opinión — anunció el señor al entrar a la habitación con grandes zancadas, provocando crujidos en cada paso que daba con sus elegantes calzados. La pequeña criatura observó detenidamente al señor quien se sentó en la orilla de la cama. 

—Una joven e ingenua pieza de rompecabezas le fascinaba explorar otras piezas para encontrar una que se igualara a ella, pero por más que buscó, nunca la encontró. Todas las piezas a su alrededor tenían una pieza idéntica a su lado, en todo, desde el color hasta la forma. La joven pieza nunca se rindió y prevaleció con la esperanza de ser igual a las piezas de su entorno. Año tras año, se sumergió en el mundo en busca de alguien que luciera como ella, pero nunca pudo lograr encontrarla. La joven e ingenua, ahora desgastada y vieja, se marchitó en la soledad y la amargura porque nunca se sintió completa ni suficiente. ¿Qué te pareció la historia?

  —Creo que somos iguales que esa pieza, que seguimos queriendo ser amados sin amarnos primero, siendo egoístas al querer recibir atención de alguien que no quiere dar ni un segundo de su interés —respondió la pequeña criatura por primera vez en la noche— ¿Por qué siempre queremos buscar un lugar en donde encajar? —La respuesta es clara: somos seres que vivimos con el constante miedo de quedarnos solos y olvidados.                 

La.Corcheta
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